Kaj Bering

En el presente siglo quedan pocos practicantes de las técnicas radiónicas al modo de como se hacía en los inicios, Kaj Bering es una de esas excepciones. Nació en Copenhague en 1928, emigrando a Canadá con 20 años, donde entro en contacto con la radiónica de manos de discípulos de Albert Abrams de Los Ángeles; en la actualidad sigue practicando sus diagnósticos y tratamientos con los mismos procedimientos originales de los inicios de esta disciplina.

En 1992 decidió establecerse en la Costa del Sol, España, con su compañera Grethe Mørck. Kaj trat
a con radiónica a personas con todo tipo de dolencias y de distintos lugares del mundo. A pesar de su discapacidad visual sigue realizando los diagnósticos con sus máquinas de diales clásicas al estilo de las originales de Abrams y Ruth Drown. Es ayudado en el tratamiento de los pacientes por Iben Pertesen que lo acompaña en sus trabajos desde el año 2003, convirtiéndose en su aprendiz de estas técnicas, que ellos ejercen como auténticos laboriosos artesanos.

Para el diagnóstico utilizan una máquina de 108 diales y de resistencias fijas, con la que obtienen los valores del órgano, la enfermedad y el tanto por ciento de gravedad. El dispositivo es de tipo clásico, cuyo diseño se remonta a los años 20 del siglo pasado; el detector táctil se encuentra fuera del equipo y consiste en una placa aislante (metacrilato, por lo general) con una bobina circular compuesta de varias vueltas de alambre. Además tiene conectado al equipo una placa metálica para situar la muestra testigo del sujeto a tratar o un tubo que sujeta el propio paciente si se encuentra presencialmente durante el proceso.

Kaj, como persona veterana en la radiónica, ha experimentado con otros instrumentos de diagnóstico radiónico, como maquinas con tasas y colores, similares a las desarrolladas por Ruth Drown, con detector táctil incorporado en el equipo. Así mismo también ha experimentado con el sistema de análisis de Hieronymus con la conocida como “Anapathic”, no utilizada en la actualidad por ser lento su método de análisis. Eventualmente también hacen copias de remedios utilizando el “Orgonstrahler”. Todos estos equipos son testimonio del largo recorrido en el campo de la radionica por parte de este veterano practicante.


Una vez que obtienen un diagnóstico de los distintos trastornos que padece el paciente y tras el laborioso y meticuloso análisis, proceden a aplicar el tratamiento a la persona de forma presencial, así como permanentemente a distancia a través de máquinas del radiónicas. De modo directo le inducen al paciente las frecuencias oportunas con unos generadores de funciones propios de los laboratorios electrónicos, una vez al día pueden acudir a recibir el tratamiento sosteniendo un tubo con doble mango que hace de electrodo. Esta conversión de valores obtenidos por la máquina de diagnóstico a valores de frecuencia es muy interesante, pues denota la pureza de la técnica de Kaj, que se hunde en las raíces de Albert Abrams, fundador de la radiónica. 

En el sótano en donde Kaj y su colaboradora hacen sus diagnósticos y tratamientos disponen de unas 900 pequeñas máquinas para tener el testigo del paciente durante las 24 horas del día expuesto a las frecuencias necesarias para el restablecimiento del bienestar. Son varios pasillos con una serie de máquinas apiladas, lo habitual es poner más de una máquina para tratar al mismo individuo. Se trata de modelos tipo Hieronymus muy básicos, con los dos diales de los condensadores variables para situar la “localización” y la “tendencia”, con su pozo de testigo envuelto en una serie de espirales de cobre.  El condensador variable esta realizado en la propia placa de circuito impreso y el amplificador propio de este tipo de máquinas está compuesto por transistores, alguna de estas unidades más antigua consta de detector táctil integrado; por lo que resulta un modelo muy compacto, ingenioso y que permite tener una línea de instrumentos apilados el tratamiento global de todos los déficits de un paciente.

Hemos querido con esta reseña rendir un modesto homenaje a este veterano de la radiónica, que todavía a pesar de su edad y limitaciones sigue ejerciendo esta técnica del mismo modo que hace décadas, confiamos en que Iben continúe con estos conocimientos transmitiéndoselos a generaciones futuras. Agradecemos a Kaj, a Iben y a la hija de ésta, Carolina, la atención y amabilidad prestadas.